Cuando en medio de la
noche,
sobre mi pétreo cuerpo
derribado,
los ángeles del sueño
dibujen en mi rostro
una sonrisa,
Cuando mi pecho
enmudecido
exhale un quejido de
claveles
y muy adentro de mis
sombras,
en sus fauces su fervores
se agiganten,
Cuando mis firmes
piernas
se vuelvan más firmes
todavía
y como un fantasma
descosido
mi cintura se voltee y se
disloque
en busca pánica
de tus umbrías diamantinas,
Cuando mis tenues
párpados dormidos
dentro de mis mantas perfilen
vagos caminos de cofradías insensatas,
sinuosos recuerdos de dorada pantera
o vuelos de inmemoriales
aves azuladas,
Cuando viajando hacia
mi centro,
muy adentro del abismo
de mi alma,
un músculo de fervores
desquiciados
vaya poblándome de frenéticos
jardines
y una violenta y pesada
lluvia
acaricie mis más íntimos,
gruesos y furiosos cálices de hombre,
Será entonces que en medio de esas flores lacrimosas
revolcado entre espinas
y ademanes
con las formas insensatas de un suicida enamorado
la lujuria de mi corazón
(ya alienado por tus
perfiles intuidos)
será un burdo tambor
desenfrenado.
Llantos quejumbrosos esculpirán
los lentos estertores de
tu cuerpo
y como curvos ríos de
sangre,
como hirvientes e
insensatos
ríos de lava roja
fundirán las epidermis,
Y Así, clamarán
pechos contra pecho,
muslos contra muslo,
montañas contra valles,
ventiscas contra
truenos…
¡Oh demonios del deseo,
de la noche y la lujuria!
¡Nos rodearán los
embriones
fantasmagóricos de comensales
depravados…!
Burdos duendes
depredadores de fluidos,
degustadores de lamentos,
y de labios y salivas y
jadeos…
¡Escaldarán con sus
morados mantos
la suave carne de tu
pubis!
¡Oh aromas de almizcles
y de alcoholes marinos…!
¡Oh cópula invencible
de fantasmas…!
¡Oh anémonas incipientes,
tentáculos antojadizos
!
¡Serán tus dientes y mi
carne
la hendidura filosa,
la birrefringente mueca de azucenas y de rosas
la derramada sangre de
mis labios
sangre de tu sangre,
ríos de mi sueño,
que con su rojo fieltro
supurado
en goce suplicante
envolverán nuestros
perfiles,
acariciarán los lentos atavíos
de tu sombra y de mi
sombra.
Ya envueltos en la orgásmica
nube del éxtasis,
ni una tropa de arcángeles
guardianes
o las mismísimas
huestes del demonio
podrán arrancarte de mí.
Te atraparé entonces
y con mi manto incesante de lujuria
encadenada a mis latidos
te llevaré rumbo a la
luz de mis sábanas…
***
Despierto lentamente…
y te busco…
Un aroma a rosas invade
mi habitación…
Hay pétalos y espinas,
derribados sobre mi
almohada…
Hay pétalos, retazos
sudorosos de tu piel,
afuera y adentro del
infinito poblado
de mis sueños…
Sé que con el último
pétalo a mi sueño robado,
ya reconstruida la
rosa,
al despertar,
desnuda y temblorosa,
estarás a mi lado…
Desde las catacumbas de mis sueños, Rashek.
Adjunto el audio del poema, para quien guste escucharlo: